AZAHAR
EN ENERO
Ya
sé que los años han dejado
naranjas
en mi piel madura
de
esos árboles del tiempo,
testigos del extraño campo
que
huele a romero dormido.
Ya
sé que fui inmortal
mientras
me amaste
sobre
aquel cobertor infinito
de
amaneceres insistentes.
Pero
hoy muero
como
el azahar en enero,
y
pasan los días enmascarados
oxidando
los recuerdos presos,
las
calles polvoreadas de abrazos,
y
el aire por haberte amado.
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02
de Abril de 2014
Inmaculada
Jiménez Gamero